El gato de angora - primeros cuidados




Al nacer el gatito, su sistema vestibular está ya operando desde hace diez días, aunque la regulación térmica interna no está aún desarrollada. Sin embargo, ya es capaz de dirigirse hacia su madre por termotactismo.

-El olfato ya está presente, permite al gatito ubicar las mamas.

-El sistema auditivo esta apenas desarrollado.

-Abre los ojos hacia el séptimo- décimo día después de nacer, aunque no debemos preocuparnos si algunos gatitos lo hacen a las dos semanas. Normalmente, primero van abriendo un ojo y después otro... lo que les da un aspecto muy divertido, como si nos estuvieran haciendo un guiño de complicidad.

Es fundamental mantener al gatito caliente en todo momento durante la primera semana de su vida. Si sentimos que el cuerpo del gatito ha perdido temperatura, debemos proporcionarle ese calor de forma artificial:

-colocando una bolsa de agua caliente debajo de la caja paridera

-utilizando una manta eléctrica a la mínima potencia


-con una lamparilla halógena

-frotándolo de vez en cuando con nuestras manos o una toalla caliente y seca


Además de la temperatura, el segundo factor que debemos vigilar en un gatito de apenas unos días es su hidratación. La hidratación podemos controlarla a simple vista, pues un gatito deshidratado presenta unos pliegues como de "ala de murciélago" al extender sus extremidades. También notamos, al pellizcar suavemente la piel de su cuello, que esta queda arrugada y no desciende de forma natural. En estos casos, tendremos que suministrar fluidos al gatito mediante inyecciones subcutáneas de suero glucosado.

Es muy importante mantener la caja paridera limpia (mejor si forramos el fondo con pañales desechables de 60 X 60, de los de uso hospitalario, que podremos cambiar casi diariamente) y en un entorno tranquilo, en una zona de la casa sin corrientes pero bien ventilada. No debemos agobiar a la madre constantemente, pero sí conviene vigilar estrechamente a los gatitos en la primera semana de vida, para poder controlar de inmediato cualquier eventualidad que pusiera en riesgo su vida.

En esta primera semana, no es infrecuente que la gata cambie de sitio a los gatitos: veremos cómo los agarra firme pero delicadamente por el cuello con sus dientes y los transporta a otro lugar distinto del que hemos elegido nosotros. Algunas veces esto obedece al recuerdo de un puro instinto felino, cuando los gatos vivían en libertad y trataban de borrar toda huella de su camada para evitar ser descubiertos por un depredador. En otras ocasiones, la madre gata encuentra poco conveniente el lugar que le hemos buscado a sus pequeños, por exceso de calor, o de frío, por humedad, corrientes... de modo que hemos de aprender también a "escuchar" a la sabia madre y no forzarla sin motivo a permanecer en un lugar que no sería bueno para sus crías.

Durante estas primeras semanas de vida, la madre es la fuente de alimentación del gatito. Su leche es suficiente para garantizarle un aumento de peso de unos 8-10 gramos diarios. Por ello, hemos de proporcionarle a la gata lactante una alimentación equilibrada y completa y algunos suplementos vitamínicos (en especial, calcio y vitamina D). Recomendamos Royal Canin Kitten y Hill´s Kitten Growth, aunque cualquier pienso de gama alta específico para gatitos podrá servir.

También es muy importante evitarle todo tipo de estrés a la gata, ya que en ese caso podría retirársele la leche, lo que pondría gravemente en peligro la vida de los gatitos. No podemos descuidar su higiene, y se recomienda lavar los pezones con un algodón empapado en suero fisiológico estéril tibio. Algunas veces, los conductos galactóforos se obstruyen y aparece una infección en las mamas: la temible mastitis. Si la gata se queda sin leche por estrés o por sufrir una mastitis, en ese caso habrá que recurrir a la lactancia artificial. Recomendamos la leche KMR o la Royal Canin.